A propósito de nuestro artículo de enero recibimos este testimonio de una mamá a quien le toca enfrentar la difícil tarea de ser padre y madre en su familia. Es también un hermoso y valiente testimonio.
"Soy una madre dedicada a mis dos pequeños hijos, estoy sola con ellos y muy asistida por la Divina providencia. Llevando adelante un proceso de declaración de nulidad de mi matrimonio.
Quisiera,
en pocas líneas; felicitar a las dos familias que han escrito y han
expuesto su opinión acerca del firme pedido de Dios al decirnos
"Multiplicaos"... Es bello tener una familia numerosa...
Soy hija de una familia no muy grande pero por sola voluntad de Dios; somos 4 hermanos .
Voy
a dar mi opinión desde el punto de vista de hija, ya que como madre,
Dios sólo me regaló dos niños... pero puedo decir y confirmar que es
hermoso tener varios hermanos, porque se aprende a compartir, a vivir
con lo justo y lo realmente necesario, porque se valora la vida, se
aprende a respetar las diferencias... se aprende a ayudarse mutuamente, a
estar pendiente de otro más que de uno mismo, a saber que siempre hay
y habrá alguien a tu lado... entre muchas cosas más.
Las familias numerosas son un ejemplo de amor, de sacrificio, de entrega y de confianza en la Divina providencia.
Hay
que vivir en una familia numerosa para saber lo lindo que es... y luego
de pasado los años, verse reunidos todos en la mesa paterna, cada uno
con su familia conformándose y los respectivos hijos... y ni hablar de
los abuelos que se emocionan al ver la casa llena de sus hijos... y como
en mi caso he escuchado muchas veces decir a mis padres: "los nietos
son como la prolongación de uno mismo"... ¡y siempre pidiéndonos
regalarles más!
Vuelvo a felicitarlos y otras tantas familias que sí aman la vida y el hermoso don de poder procrear y traer hijos para Dios.
Dios los bendiga y bendiga la hermosa vocación de ser Padres!"
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