Arenga
del Teniente Coronel Mohamed Ali Seineldin después de enterrar el Rosario en la
cabecera de la Pista de Puerto Argentino
Acto de consagración de las Islas
Malvinas
Domingo
de Pascuas 11 de abril de 1982
Omnipotente Señor de las Batallas que con su poder y providencia eres el Rey de Reyes de los cielos, la tierra y el mar:
Porque
nos ordenaste honrar al Padre y a la Madre en el cobijo de la Patria terrena…
Porque nos enseñaste a dar a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar…
Porque nos aseguraste que no estar contigo es estar contra ti…
Porque
nos aconsejaste buscar primero el Reino de Dios y su Justicia…
Porque
caíste en la tierra como semilla para morir y dar con ello abundante fruto…
Porque nos diste una Patria Grande que va desde la Quiaca a la Antártida y desde la Cordillera al Atlántico, donde nuestras son las Islas que hoy huellan con orgullo nuestros pies de argentinos bien Nacidos…
Porque nos diste una Patria Grande que va desde la Quiaca a la Antártida y desde la Cordillera al Atlántico, donde nuestras son las Islas que hoy huellan con orgullo nuestros pies de argentinos bien Nacidos…
Y
porque nuestras madres nos parieron varones y valientes, por eso estamos aquí,
porque no amamos tanto la vida que temamos a la muerte y porque si morimos en
tu gracias resucitaremos contigo para la Vida Eterna.
Es
por eso que en estas pascuas de resurrección nos consagramos al Corazón
Inmaculado de tu madre la Virgen María bajo la advocación de Virgen del
Rosario, en cuyo nombre fuera designado este operativo y en recordación de la
otra gesta heroica de Liniers y la victoriosa batalla de Lepanto.
Reina
y Madre de la Nación Argentina:
De
hoy en más depositamos en tus manos nuestros cuerpos y nuestras almas nuestra
juventud y nuestra garra criolla, nuestra vida y nuestra muerte, para que
dispongas de ellas lo que mejor convenga.
Te
consagramos también desde hoy estas Islas Malvinas Argentinas pidiéndote que
alejes para siempre todo signo de pecado, de error y de herejía aquí existente.
Queremos que –como en el continente – seas honrada con la devoción que más te
agrada: el Santo Rosario, porque solamente así mostraremos al mundo que somos
una Nación invencible.
Finalmente,
a partir de este momento te reconocemos como comandante en jefe espiritual de
nuestros hombres en tierra, mar y aire, y desde lo profundo de nuestro corazón
de argentinos damos respuesta a la voz que nos dice:
-
A la Virgen del Rosario Subordinación y valor
-
Para servir a Dios y la Patria.
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