lunes, 30 de marzo de 2015

La Gesta de Malvinas y la Semana Santa







Hace 33 años por medio del Operativo Rosario puesto bajo la protección de Nuestra Señora del Rosario la Argentina el 2 de abril de 1982 recuperaba aquel territorio de las Islas Malvinas usurpadas por Gran Bretaña 149 años antes.
Han pasado 33 años desde aquella gesta heroica que no queremos olvidar porque con ella la Argentina supo ponerse de pie, como no lo había hecho desde aquellos lejanos días de 1845 cuando se enfrentó a la operación conjunta de las dos más grandes potencias de la época.
            Como tantas veces en estos 33 años, la conmemoración de la Gesta de Malvinas resulta estar en plena Semana Santa. Como tantas veces, hemos de reflexionar acerca de esto.  
 
Nicolás Kasanzew, periodista argentino, corresponsal de guerra para la televisión, publicó hace unos años un libro que tituló La Pasión según Malvinas. En este libro afirma: “si la Guerra fue para los combatientes un Vía Crucis, la posguerra resultó ser un Gólgota. Se les negó el desfile de la bienvenida, se los ocultó, difamó, discriminó, despreció (…) Pero lo más grave fue que, al bastardear el sentido de la Guerra, ―presentándola no como lo que realmente fue, una gesta patriótica, sino como la loca aventura de un general borracho―, les quebraron el espinazo de la autoestima. Les arrebataron el legítimo orgullo se saberse paladines de una causa grande y justa, es decir, del único bálsamo posible para sus llagas del alma y la psique”[1].
            Por eso es que no queremos ser parte de la oscura trama de la campaña desmalvinizadora, más bien por el contrario queremos recuperar los nombres de los héroes del olvido, para que ningún “manto de neblinas” nos robe la memoria de esta gesta patriótica que nos regaló héroes nacionales para nuestra contemplación y para que sigamos su ejemplo.

La lección ignorada de Malvinas
La Guerra de Malvinas sin duda es un hecho señero de nuestra historia. Fue un hecho ejemplar porque nos regaló a los argentinos del siglo XX el inapreciable contacto directo con los héroes, con sus familias, con sus herencias. Nos dejó el ejemplo de esos argentinos cercanos a nosotros en el tiempo, que no dudaron en ponerse al servicio de la Patria. Nos regaló el ejemplo de esos argentinos para los cuales no importaban los beneficios, los intereses económicos ni materiales, argentinos que tenían una estricta y exacta jerarquía de valores: primero Dios, después la Patria, después la familia.
La Guerra de Malvinas sin duda es un hecho señero de nuestra historia, porque la Causa de Malvinas revitalizó el espíritu patriótico y religioso del pueblo argentino. Uno de los protagonistas, el Teniente 1° Roberto Estevez  en carta a su padre escribía:
"Lo único que a todos quiero pedirles es: que restauren una sincera unidad en la familia bajo la Cruz de Cristo. (..) Papá, hay cosas que en un día cualquiera no se dicen entre hombres, pero que hoy debo decírtelas: gracias por tenerte como modelo de bien nacido, gracias por creer en el honor, gracias por tener tu apellido, gracias por ser católico, argentino e hijo de sangre española, gracias por ser soldado, gracias a Dios por ser como soy, y que es el fruto de ese hogar donde vos sos el pilar. (…) Dios y Patria o Muerte. Roberto"[2].
Lamentablemente después de la guerra vino la desmalvinización. Con ella pareciera que alguien hubiera tomado esta carta y hubiera dicho:
‒ ¿Qué deberíamos hacer para hacer lo contrario de lo que pide el héroe?
‒ Pide la unidad de la familia, pongamos el divorcio, la ley de “matrimonio” igualitario, modifiquemos el código civil y permitamos desde el alquiler de vientres hasta la adopción gay; tiene un concepto del honor, eduquemos a las nuevas generaciones ignorantes en absoluto de lo que es lo honorable, lo honrado; agradece ser católico, argentino e hijo de sangre española, enseñemos por medio de la escuela y la televisión a nuestros niños que todas las religiones o no tener ninguna es igual, que ser argentino es poca cosa y que la mayor parte de nuestros males nos vienen del “genocidio descubridor”; agradece por ser soldado, denigremos al extremo a la milicia convirtiendo a los militares en mercenarios profesionalizados; agradece a Dios su hogar, prendamos fuego a los hogares…
Sí, porque todo eso junto es lo que la desmalvinización nos trajo con la democracia. ¡Y algunos todavía se asombran porque no nos cansamos de repetir estos males! ¡Y algunos todavía se asombran de que en la Argentina haya suicidio juvenil, paco, droga, etc. etc.!

La oscura hora de la Pasión
Kasanzew explica el título de su libro La Pasión según Malvinas con estas palabras que hago mías: “Porque es mi pasión, porque es la pasión de todo argentino bien nacido y porque si hubo un Viernes Santo para las Malvinas, es porque también vendrá para ellas su Pascua de Resurrección”[3].
Seguramente habrá una Resurrección para la Patria, habrá una Resurrección de los verdaderos principios y valores, de nosotros depende…
Porque creemos en la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, porque esperamos la Vida Eterna, porque la Argentina tiene héroes…



[1] Kasanzew, Nicolás. La Pasión según Malvinas. Buenos Aires, Visor, 2007, p. 12-13.
[2] Roberto Estévez, Carta a su padre, 27 de marzo de 1982.
[3] Kasanzew, Nicolás. La Pasión según…, op. cit., p. 13.

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