El Padre Leonardo Castellani en un hermoso poema nos pone en dos pinceladas ante la realidad y el ideal, cuando escribe:
La Argentina tiene más maestros que soldados;
eso sí, casi todos están desocupados.
Y de los ocupados, la mitad son judíos,
perfectamente empeñados en educar nuestros
críos.
En la escuela normal les enseñan esto:
primero pedagogía y después encontrar puesto.
Y luego su oficio es enseñar a leer bien o mal
por medio de la escuela activa y de enseñanza
sexual.
Con más otras diez materias precisas y
necesarias
pero jamás supieron ni San Martín ni
Hernandarias.
Después al pobre muchacho le dicen que es
ciudadano,
que es un gran hombre y es el pueblo soberano.
Y que vaya a buscarse la vida de cabeza
en un empleo del Gobierno o en una compañía
inglesa.
Porque la democracia le da el derecho de votar,
de opinar, de discutir, y dejarse explotar.
(…)
Un país libre, un país donde viene cada peje…
pero ni para un remedio se encuentra un solo
hombre Jefe.
Aunque se encuentra un millón de jefitos de
loquero
que ejercen la profesión que llaman politiquero.
Un país sin jefe, un país sin poeta,
un país que se divierte, un país que no se
respeta,
un país corajudo y bravo para jugar a la ruleta.
(…)
Un país que no sabe bien adonde tira,
un país que mira bizco cuando mira,
un país que ha consentido que lo nutran de
mentira.
Un país de plata, su nombre significa “La Plata”
y la plata va siendo lo único que se acata.
Pobre patria en manos de hombres tenderos o
charlatanes,
¡será posible hayan muerto ya todos tus
capitanes!
Pobre patria en este ambiente de necios y de
pelaires;
¡Que Dios te mande tormenta y buenos aires!
Mas si yo tuviese un hijo le daría un buen
caballo…
para huir de las escuelas, los pedantes, los
diarios.
No le enseñaría a leer, mucho menos a escribir,
lo enviaría a las estancias a soñar el porvenir
y a aprender la única forma digna nuestra de
morir.
P. Leonardo Castellani
(Tomado de su libro “Martita Ofelia y otros
cuentos de fantasmas”)
Una primera pincelada nos muestra la realidad de una patria hedonista, materialista y economicista que ha renunciado a la enseñanza de los verdaderos héroes y capitanes; donde no hay niverdaderos jefes, ni políticos en serio; donde mandan los necios y la escuela enseña mal y se mete con la educación sexual; donde la enseñanza más importante parece ser la "democracia" y su santa sobrenía popular en vez de la virtud y la grandeza moral...
La segunda pincelada nos la muestra en el final "si yo tuviese un hijo..." En esos cinco versos sencillos y postreros nos da algunas pistas de un ideal educativo: un buen caballo, sin escuelas, sin pedantes y sin diarios; sin leer ni escribir pero con ideas claras hacia el futuro que esto es: "soñar el porvenir". Solo así se aprende a morir "dignamente", que no es otra cosa que la consecuencia del vivir para el cielo.
Sin embargo, a los padres y educadores se nos presenta hoy un problema adicional, no mencionado por Castellani: la televisión, la invasión en nuestras vidas familiares de los medios de comunicación. Tema acerca del cual hay mucha tela para cortar...
Sólo para empezar:
Cabe preguntarse por qué aumenta
la importancia de la escuela y de los medios de comunicación en la educación de
niños y jóvenes actualmente:

Vayan estas ideas como para empezar a reflexionar acerca de este tema
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ROMANCE DE LA POBRE PATRIA
La Argentina tiene más maestros que soldados;
eso sí, casi todos están desocupados.
Y de los ocupados, la mitad son judíos,
perfectamente empeñados en educar nuestros críos.
En la escuela normal les enseñan esto:
primero pedagogía y después encontrar puesto.
Y luego su oficio es en-señar a leer bien o mal
por medio de la escuela activa y de enseñanza sexual.
Con más otras diez materias precisas y necesarias
pero jamás supieron ni San Martín ni Hernandarias.
Después al pobre muchacho le dicen que es ciudadano,
que es un gran hombre y es el pueblo soberano.
Y que vaya a buscarse la vida de cabeza
en un empleo del Gobierno o en una compañía inglesa.
Porque la democracia le da el derecho de votar,
de opinar, de discutir, y dejarse explotar.
Pues vivimos en ciudad que no es ni Pekín ni Tiflis
aquí que en diez años solos eliminarán la “síflis”.
Un país libre, un país donde viene cada peje…
pero ni para un remedio se encuentra un solo hombre Jefe.
Aunque se encuentra un millón de jefitos de loquero
que ejercen la profesión que llaman politiquero.
Un país sin jefe, un país sin poeta,
un país que se divierte, un país que no se respeta,
un país corajudo y bravo para jugar a la ruleta.
“¡Qué Argentina al Sur, ni Argentina al Norte,
a mí lo que me agrada es bailar con corte!”.
Un país que no sabe bien adonde tira,
un país que mira bizco cuando mira,
un país que ha consentido que lo nutran de mentira.
Un país de plata, su nombre significa “La Plata”
y la plata va siendo lo único que se acata.
Pobre patria en manos de hombres tenderos o charlatanes,
¡será posible hayan muerto ya todos tus capitanes!
Pobre patria en este ambiente de necios y de pelaires;
¡Que Dios te mande tormenta y buenos aires!
Mas si yo tuviese un hijo le daría un buen caballo…
para huir de las escuelas, los pedantes, los diarios.
No le enseñaría a leer, mucho menos a escribir,
lo enviaría a las estancias a soñar el porvenir
y a aprender la única forma digna nuestra de morir.
P. Leonardo Castellani
(Tomado de su libro “Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas”)
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ROMANCE DE LA POBRE PATRIA
La Argentina tiene más maestros que soldados;
eso sí, casi todos están desocupados.
Y de los ocupados, la mitad son judíos,
perfectamente empeñados en educar nuestros críos.
En la escuela normal les enseñan esto:
primero pedagogía y después encontrar puesto.
Y luego su oficio es en-señar a leer bien o mal
por medio de la escuela activa y de enseñanza sexual.
Con más otras diez materias precisas y necesarias
pero jamás supieron ni San Martín ni Hernandarias.
Después al pobre muchacho le dicen que es ciudadano,
que es un gran hombre y es el pueblo soberano.
Y que vaya a buscarse la vida de cabeza
en un empleo del Gobierno o en una compañía inglesa.
Porque la democracia le da el derecho de votar,
de opinar, de discutir, y dejarse explotar.
Pues vivimos en ciudad que no es ni Pekín ni Tiflis
aquí que en diez años solos eliminarán la “síflis”.
Un país libre, un país donde viene cada peje…
pero ni para un remedio se encuentra un solo hombre Jefe.
Aunque se encuentra un millón de jefitos de loquero
que ejercen la profesión que llaman politiquero.
Un país sin jefe, un país sin poeta,
un país que se divierte, un país que no se respeta,
un país corajudo y bravo para jugar a la ruleta.
“¡Qué Argentina al Sur, ni Argentina al Norte,
a mí lo que me agrada es bailar con corte!”.
Un país que no sabe bien adonde tira,
un país que mira bizco cuando mira,
un país que ha consentido que lo nutran de mentira.
Un país de plata, su nombre significa “La Plata”
y la plata va siendo lo único que se acata.
Pobre patria en manos de hombres tenderos o charlatanes,
¡será posible hayan muerto ya todos tus capitanes!
Pobre patria en este ambiente de necios y de pelaires;
¡Que Dios te mande tormenta y buenos aires!
Mas si yo tuviese un hijo le daría un buen caballo…
para huir de las escuelas, los pedantes, los diarios.
No le enseñaría a leer, mucho menos a escribir,
lo enviaría a las estancias a soñar el porvenir
y a aprender la única forma digna nuestra de morir.
P. Leonardo Castellani
(Tomado de su libro “Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas”)
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