miércoles, 25 de marzo de 2020

Pasaba en 1822


En los años ’20 del siglo XIX, cuando en todas partes y violentamente se trataba de imponer la Reforma Eclesiástica, ante la revolución desatada, lamentablemente hubo parte del clero y hasta de la jerarquía que tomaron partido a favor de la revolución, o al menos tomaron una actitud de “falsa prudencia” optando por el silencio.
Esto fue denunciado por el Padre Castañeda en el Prospecto de La Guardia Vendida por el Centinela y la traición descubierta por el Oficial del día, donde puso las cosas en su sitio, no sin un cierto dejo de amargura:

“entretanto el venerable clero seguro de su fama descansaba quieto y tranquilo, sin persuadirse jamás que la persecución era un plan seguido por los que aprovechándose de su descuido iban ganando prosélitos para dar algún día la cara, presentarle ejército y ponerle centinela […] Mas ha de dos años que un tal Padre Castañeda, cuyo blasón y timbre no es el de ser soberano, ni que lo palmoteen y celebren en la barra, sino el de ser padre de su pueblo a expensas de no fingidos desvelos; este padre, de cuyo nombre apenas quiero acordarme, fue el primero que despertó de su letargo y previendo la tempestad que se preparaba salió el solo contra todos tan animoso [...] El Padre Castañeda solo, puso un ejército bien ordenado de escritores, y logró alancear a los adversarios sin ser herido más que por sus falsos hermanos, los que en lugar de juntársele, antes bien lo dejaban en la lid”[1].


[1] “Prospecto de un nuevo periódico”, en: La Guardia Vendida por el Centinela y la Traición Descubierta por el Oficial del Día, Buenos Aires, 28 de agosto 1822, p. 3-4.

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