Los colores de la Bandera Argentina
Los colores de la bandera Argentina fueron tomados de los colores de
la Virgen María, de Luján. Lo confirman muchos testimonios escritos, como por
ejemplo los textos del historiador Aníbal Rottjer:
"El sargento mayor Carlos Belgrano, que desde 1812 era comandante
y presidente de su Cabildo, dijo: "Mi hermano tomó los colores de la
bandera del manto de la Inmaculada de quien era ferviente devoto". Y
en este sentido se han pronunciado también sus coetáneos, según afamados
historiadores". (Rotjer, A., El General Manuel Belgrano, Buenos Aires, 1970, p.
66)
El Oficio de Belgrano al Gobierno en el que
comunica haber enarbolado una nueva bandera, fechado en Rosario, 27 de febrero
de 1812, dice: “Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé
hacer celeste y blanca, conforme a los colores de la escarapela nacional”.
La pregunta es cuáles son los antecedentes
de los colores de la escarapela, ya que el decreto del triunvirato de 18 de
febrero de 1812 que la establece no indica los motivos. Primer antecedente, en
las invasiones inglesas los húsares de Pueyrredón usaron la medida de la Virgen
de Luján como distintivo. Este mismo que luego se usará para la escarapela y la
bandera. Rotjer escribe:
"Después de implorar el auxilio de la Virgen, y usar de
reconocimiento los colores de su imagen, por medio de dos cintas anudadas al
cuello, una azul y otra blanca, y las llaman de la medida de la Virgen, porque
cada una de ella media 38 cm ., que era la altura de la imagen de Lujan".
(Rotjer, A., El General Manuel Belgrano,
Buenos Aires, 1970, p. 61)
Segundo, el otro antecedente es el de la
Bandera del Consulado:
"al fundarse el Consulado en 1794, quiso Manuel Belgrano que
su patrona fuera la Concepción y que, por esta causa, la bandera de dicha
institución constaba de los colores azul y blanco. Belgrano en 1812 para el
pabellón nacional ¿escogería los colores azul y blanco por otras razones
distintas de las dichas en 1794?". El Padre Jorge Salvaire no conocía
estos detalles y sin embargo afirma que: "con razón cuentan, no pocos
ancianos, que al dar Belgrano a la gloriosa bandera de su Patria los colores
blanco y azul había querido, cediendo a los impulsos de su piedad, obsequiar a
la Pura y Limpia Concepción de María (como) ardiente devoto". (Furlong, G. Belgrano
el santo de la espada y de la pluma, Buenos Aires, 1974, p. 35)
Al ser bendecida por primera vez la bandera en Jujuy el 25 de mayo de
1812 Belgrano hace una proclama a sus soldados cuando les toma juramento de
fidelidad a esa bandera, allí dice: “No
olvidéis jamás que nuestra obra es de Dios; que Él nos ha concedido esta
Bandera, que nos manda que la sostengamos…”
Manuel Belgrano, había concurrido a
Luján en 1812 con su ejército a visitar a María y rezar el Rosario con los
soldados, por eso en 1813 ofrecerá a la Virgen dos banderas tomadas al enemigo en
la batalla de Salta. El 27 de junio se lee en la sesión del Cabildo de Lujan el
siguiente oficio:
“Por
la patria al señor presidente y demás señores del I. C. J. y R. de la villa de
Luján / General del Ejército Auxiliador del Perú/ ...Remito a V. S. dos
banderas de división, que en la acción del 20 de febrero se arrancaron de la
mano del enemigo, a fin de que sirva presentarlas a los pies de Nuestra Señora,
a nombre del ejército de mi mando en el templo de ésa, para que se haga notorio
el reconocimiento que mis hermanos de armas y yo estamos a los beneficios que
el Todopoderoso nos ha dispensado por su mediación, y exciten con su vista la
devoción de los fieles para que siga concediéndonos su gracia. Dios guarde V.
S. muchos años.Jujuy, 3 de mayo de 1813.
Manuel Belgrano
(Instituto
Belgraniano de Luján (21 de mayo de 2009). «Cronología de Belgrano en Luján»)
Cumplidos todos los trámites oficiales y notificaciones debidas, las banderas
fueron colocadas ante la Santísima Virgen de Lujan el sábado 1 de julio de
1813.
Belgrano residió en Luján durante 1814 y consagró
estos trofeos de guerra a la Virgen de la villa. Entre ellos se cuentan esas
dos banderas de división realistas arrebatadas por el Ejército del Norte al
ejército del general Pío Tristán
en la Batalla de Salta, y que Belgrano destinó a Nuestra Señora de
Luján en acción de gracias por su protección.
Otros testimonios
La
creación de la Bandera del Consulado se vincula con la existencia de la Orden
de Carlos III que se encontraba bajo la protección de la Inmaculada, y con el
de haber sido Belgrano Congregante mariano de las Universidades de Salamanca y
Valladolid donde se usaban esos colores como distintivo:
“Cuando el rey Carlos III
consagró a España y las Indias a la Inmaculada en 1761, y proclamó a la Virgen
principal Patrona de sus reinos; creó también la Orden Real de su nombre, cuyos
caballeros recibían, como condecoración, el medallón esmaltado con la imagen
azul y blanca de la Inmaculada, pendiente al cuello de una cinta de tres
franjas: blanca en el medio, y azules a los costados.
El artículo 40 de los estatutos
de la Orden, reformados en 1804, dice: Las
insignias serán una banda de seda ancha dividida en tres franjas iguales, la
del centro blanca y las dos laterales de color azul celeste”.
(Aníbal Atilio Rottjer, El General Manuel
Belgrano, Ed. Don Bosco, Bs. As., 1970, p. 62).
***
“Mitre dijo que los colores nacionales blanco y
azul celeste pudieron ser adoptados ‘’en señal de fidelidad del rey de España,
Carlos IV, que usaba la banda celeste en la Orden de Carlos III, como puede
verse en sus retratos al óleo… la cruz de esta orden es esmaltada de blanco y
celeste, colores de la Inmaculada Concepción de la Virgen, según el simbolismo
de la Iglesia’. El artículo IV de los estatutos de dicha orden, decretados en
1804, dice: ‘Las insignias… serán una banda de seda ancha divididas en tres
fajas iguales, la del centro blanca, y las dos laterales de azul celeste’.
Augusto Fernández Díaz recuerda que, cuando el último ensayo de gobierno
republicano de España, se acordó cambiar la bandera rojo y gualda por otra de
tres franjas: rojo, gualda y morado, Miguel de Unamuno, entonces diputado,
dijo:… Bandera monárquica podríais acaso llamar a la celeste y blanca de los
Borbones de la casa española, cuyos colores son también los de la República
Argentina y los de la Purísima Concepción”.
(Vicente Sierra, Historia de Argentina, Ed.
Garriga Argentina, T. V., 1962, L. III, cap. II, p. 472).
***
“Si bien la escarapela azul y blanca no se usó en
1810, y sólo aparece al año siguiente, como distintivo de la Sociedad
Patriótica; sus colores habían adquirido una especial significación, por
haberlos usado los voluntarios que prepararon la Reconquista, y que,
reunidos en Luján, combatieron luego en la Chacra de Perdriel. Las crónicas de
Luján nos hablan del… Real Pendón de la Villa de Nuestra Señora, bordado en 1760
por las monjas catalinas de Buenos Aires. En él había dos escudos: unos con las
armas del rey y otro con la imagen de la Pura y Limpia Concepción de María
Santísima, singular patrona y fundadora de la villa.
El Cabildo de Luján entregó este estandarte a las
tropas de Pueyrredón,… como su mejor contribución para el servicio y defensa
de la Patria.
Después de implorar en auxilio de la Virgen, y
usando, como distintivo de reconocimiento, los colores de su imagen, por medio
de dos cintas anudadas al cuello, una azul y otra blanca, y que llaman de la
medida de la Virgen, porque cada una medía 38 centímetros, que era la
altura de la imagen de la Virgen de Luján; los 300 soldados improvisados se
lanzan al ataque contra 700 veteranos de Beresford, y mueren en la acción tres
argentinos y veinte británicos.
Los dispersos se unen más tarde a las fuerzas de
Liniers, y obtienen, días después, la victoria definitiva, que se atribuyó
oficialmente a la intervención de la Virgen María, como consta en las actas del
cabildo de 1806.
Esto colores los conservaron los húsares de
Pueyrredón en la Defensa, durante las jornadas de julio de 1807”.
(Aníbal Atilio Rottjer, op. cit., pp. 61-62).
***
“¡Soldados! Somos de ahora en adelante el
Regimiento de la Virgen. Jurando nuestras banderas os parecerá que besáis su
manto… Al que faltare su palabra, Dios y la Virgen, por la Patria, se los
demanden”.
(Proclama del Coronel Domingo French, pronunciada
en Luján el 25 de septiembre de 1812; el P. Jorge María Salvaire, Historia
de Nuestra Señora de Luján, T. II, 1885, pp. 268 ss.).
***
“Carlos III, Carlos IV y Fernando VII vestían
sobre el pecho la banda azul y blanca con el camafeo de la Inmaculada, y el
manto real lucía estos mismo colores, como puede observarse en los retratos que
adornan los salones del Escorial y el palacio de Oriente en Madrid, donde se
custodian también las condecoraciones con la cruz esmaltada en blanco y
celeste.
Pueyrredón y Azcuénaga los usaron, como
caballeros de esa Orden, y Belgrano, como congregante mariano en las
universidades de Salamanca y de Valladolid. Ya hemos referido en otro lugar que
Belgrano, al recibirse de abogado, juró ‘defender el dogma de la Inmaculada
Concepción de la Virgen María, patrona de las Españas’, y que, al ser nombrado
secretario del Consulado, declaró en el acta fundamental de la institución que
la ponía ‘bajo la protección de Dios’ y elegía ‘como Patrona a la Inmaculada
Virgen María’, cuyos colores, azul y blanco, colocó en el escudo que ostentaba
el frente del edificio”.
(Aníbal Atilio Rotjjer, op. cit., pp. 62-63).
***
“… al fundarse el Consulado en 1794, quiso
Belgrano que su patrona fuese la Inmaculada Concepción y que, por esta causa,
la bandera de la dicha Institución constaba de los colores azul y blanco. Al
fundar Belgrano en 1812 el pabellón nacional ¿escogería los colores azul y
blanco por otras razones diversas de las que tuvo en 1794?
El Padre Salvaire no conocía estos curiosos datos
y, sin embargo confirma nuestra opinión al afirmar que ‘con indecible emoción
cuentan no pocos ancianos, que al dar Belgrano a la gloriosa bandera de su
Patria, los colores blanco y azul celeste, había querido, cediendo a los
impulsos de su piedad, obsequiar a la Pura y Limpia Concepción de María, de
quien era ardiente devoto’”.
(Guillermo Furlong S.J., Belgrano. El Santo de
la espada y de la pluma, Club de Lectores, Bs. As., 1974, pp. 35-36).
***
“Al emprender la marcha (hacia el Paraguay) pasa
(Belgrano) por la Villa de Nuestra Señora de Luján donde se detiene para
satisfacer el deseo que le anima de poner su carrera y las grandes empresas que
idea en su mente, bajo la protección de la milagrosa Virgen de Luján. Manda, al
efecto, celebrar en ese Santuario una solemne Misa en honor de la Virgen a la
que asiste personalmente, a la cabeza del Ejército de su mando, y robusteciendo
su corazón con el cumplimiento de este acto religioso, prosigue lleno de fe y
de esperanza el camino que le trazara el deber y el honor”.
(P. Jorge María Salvaire, op. cit. pp. 262-263).
***
“José Lino Gamboa, antiguo cabildante de Luján,
juntamente con Carlos Belgrano, hermano del General, afirmó que: ‘Al dar
Belgrano los colores celeste y blanco a la bandera patria, había querido,
cediendo a los impulsos de su piedad, honrar a la Pura y Limpia Concepción de
María, de quien era ardiente devoto por haberse amparado a su Santuario de
Luján’”.
(José Manuel Eizaguirre, La bandera argentina,
Peuser, Bs. As., 1900, p. 43).
***
La primera bandera
Belgrano fue desautorizado por el gobierno, por
lo que guardó las banderas de Rosario y Jujuy. La de Rosario fue a parar a
Bolivia. Se la conoce con el nombre de la Bandera de Macha porque en ese sitio
la dejó Belgrano luego del desastre de Ayohuma. Fue escondida por el Padre Juan
de Dios Aranívar entre los marcos de unos cuadros de Santa Teresa. Descubierta
a fines del siglo XIX se halla en Sucre. (Descotte, M. L. San Martín y Belgrano, Mendoza, 2006, p. 114) El gobierno de
Bolivia entregó el 15 de febrero de 2012 al Congreso de la Nación una réplica
autenticada de la “Bandera de Macha” que llegó el 27 de febrero, día del
bicentenario de la insignia patria, para ser depositada en el Monumento
Nacional a la Bandera de Rosario.
Fuentes:
Padre Gabino Tabossi, Luján: Origen indudable
de la Bandera Argentina.
Revista Mikael. Año 8. Nº 23. Segundo
Cuatrimestre. 1980. Paraná, Entre Ríos.
Los colores de la Bandera argentina y la Orden de Carlos III
Esta idea ha sido sostenida por
gran cantidad de historiadores, además de los ya citados: Mitre, Rotjer,
Furlong podemos agregar la obra de José R. del Franco, Belgrano, el Pabellón Argentino y la Orden de Carlos III (Córdoba,
1920).
En opinión de Augusto Fernández
Díaz “Origen de los colores nacionales” (en: Historia, Bs. As., n. 11, enero-marzo, p. 73-102) “para estudiar el
origen de los colores nacionales, es necesario hacer la historia de los cuatro
símbolos siguientes: la escarapela de la Sociedad Patriótica, la Escarapela
nacional, la bandera de Belgrano y la azul, blanca y azul que rige desde el
Congreso de Tucumán” (p. 76). El historiador estudia en este trabajo
detalladamente los primeros usos de estos colores como bandera y establece las
relaciones con el emblema de Fernando VII símbolo de la unidad de españoles y
americanos, con la escarapela blanca con el retrato del rey empleada en mayo de
1810, con la actitud del gobierno temeroso de las reacciones del rey luego de
1814 por lo que se evita denominar a ese pabellón como “nacional” y en su lugar
se lo llama bandera patriótica, republicana, de las provincias unidas, de la
patria. Por otra parte señala también este autor que para abordar este problema
es conveniente dividir el tiempo en dos períodos: desde mayo de 1810 a julio de
1816 en el que la Bandera se usa “de hecho” y a partir de julio de 1816 en que
se usa “de hecho y de derecho”.
Este trabajo de Fernández Díaz
nos proporciona las citas completas de Mitre y Unamuno mencionadas por Sierra:
“En una famosa polémica sobre los colores patrios, dijo el general Mitre en La Nación el 3 de mayo de 1878: ‘creése
que fue adoptado este color en señal de fidelidad al rey de España, Carlos IV,
que usaba la banda celeste de la orden de Carlos III, como puede verse en sus
retratos al óleo que existen en el museo. La cruz de esta orden –como puede
verse en el Atlas Universal de Bouillet– es esmaltada de blanco y celeste,
colores de la Inmaculada Concepción de la Virgen, según el simbolismo de la
Iglesia” (p. 73).
En circunstancias de ser izada
por primera vez la bandera de la segunda república española (1931) Miguel de Unamuno
–partidario republicano– pronunció estas palabras que sorprendieron a la
numerosa concurrencia: “Esta bandera que acabáis de arriar sin honores, es la
bandera de la Nación Española, la única y genuina. No es monárquica, no es
republicana, sino nacional, porque España es lo permanente y lo inmutable, y
monarquía y república, lo circunstancial y accesorio. Bandera monárquica
podríais acaso llamar a la celeste y blanca de los Borbones de la casa
española, cuyos colores son también los de la República Argentina, y los de la
Purísima Concepción. Habéis izado sin alegría ni gloria, una nueva bandera que
no sé lo que significa, ni quién la inventó, ni de dónde ha salido, ni me
molestaré en averiguarlo. Pero sí he de deciros que los hombres de la república
del 73 no arriaron la bandera de la realidad española” (73).
Para Fernández Díaz la primera
bandera enarbolada por Belgrano tenía tres franjas ubicadas horizontalmente
pero no en el orden actual sino: blanca – azul celeste – blanca. En opinión de
Perazzo las franjas eran dos azul celeste y blanca (Perazzo, Alberto, Nuestras bandera: vexilología Argentina, Bs.
As., Dunken, 2015).